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leau, sus Sátiras y Arte Poética, y aprended, sin perder sílaba, aquel hermoso pasage en que, se sirve llamarnos salvages, porque no gustamos de comedias con unidades. Decid que él sembró la buena semilla de la verdadera Poesía, cultivada por Racine, y Corneille y otros que los siguieron. Citad una pieza de cada uno, diciendo que el Gefe de obra del primero es el Cid, y del segundo la Phedra; pero disimulando que el tal Cid es de nuestro Guillen de Castro, aunque tan bien vestido y peynado á la francesa, que nadie dirá que fué Español; y tambien callareis que en la tal Phedra hay una relacion campanuda, hinchada y pomposa de la misma naturaleza que las que critican tanto en nuestros pobres autores del siglo pasado. Hablad de las novedades introducidas en la scena francesa por Mr. Beloy en lo trágico, y Mr. Diderot en lo cómico. Notad lo que le valió al primero su tragedia de la toma de Calais (que sin duda fué inas de

que

lo les costó á los Ingleses la toma de la plaza), los puñales, corazones, venenos y otras máquinas introducidas en sus composiciones. Método nuevo que no sé cómo no repugnó á los Franceses acostumbrados, por la mayor par te, segun dice uno de sus mayores ingenios, à des elegies amoureuses.

Por un acto de vuestra natural urbanidad, direis (de modo que no lo oyga ningun Frances) que los Italianos son los primeros en la Poesía, como en la Pintura y Música. Hablad del Petrarca, Taso, Dante, y otros, sin olvidar á Maffey, con su tragedia la Merope sangrientamente criticada por Voltaire, y bien defendida por su autor; ni dexar tainpoco en la memoria al caballero Guarino con su poco de Pastor Fido; y cuidando, sobre todo, de saber de memoria varias letras de las arias del Metastasio.

De los Poetas Ingleses abominad á la francesa, diciendo que su Epico Milton deliró, quando puso artillería en el

cielo, quando hizo hablar á la muerte, al pecado, &c. y no llamareis un punto ménos que feroz á la Melpomene, que inspiró á Shakespear sus Dramas lúgubres, fúnebres, sangrientos, llenos de splin, y cargados de los densos vapores del Támesis y de las negras partículas del carbon de piedra; sin olvidar una sola palabra de quantas componen esta lóbrega oracion, porque son todas ellas del conjuro, para quedar bien en la gracia dé algunos amigos. Con esto, y con pronunciar, como Dios os dé á entender, el nombre del insigne Shakespear, nadie dudará de vuestro voto y su autoridad en materias del teatro Inglés; y mas si añadis por superabundancia de erudicion, que una de las fondas ó tabernas en que se suele emborrachar parte de la jóven Nobleza Inglesa al salir de la comedia, tiene por muestra la cabeza del susodicho Shakespear, atolondrará vuestra erudicion á quantos os escuchen.

De nuestros Dramáticos hablad po

co y medido por el gusto de vuestro auditorio. Si hablais delante de algunos hombres sérios, que gastan peluca ú gorro hasta las cejas, uñas largas y camisa por semana, direis que si Calderon, Lope, Moreto, Solís, Zamora, Cañizares y los otros de aquella secta no quisiéron ceñirse á las reglas del teatro, fué meramente porque no quisieron, y que en lenguage, idea y desenlace fueron originales. Si hablais delante de los que creen que el Español no debe andar en dos pies, soltad los diques, y decid quanto se os antoje en desdoro nuestrò, que todo será bien admitido, verdadero ó falso, cierto ó exâgerado.

De los Dramáticos Griegos y Latinos decid que aunque son los modelos, no gustarian hoy sus dramas, por aquel aparato de la antigua representacion, con mascarillas, acompañamiento de flautas &c. No obstante citad á Eurípides, Sophocles, Séneca, Terencio y Plauto, y una pieza de cada uno. Con

esto y con repetir á menudo las palabras dei conjuro, unidad, prólogo, catástrofe, episodio, scena, acto, coro, coriféo, &c. y con decir que el plaudite de los Cómicos Romanos equivalia á una despedida de:

Esta Comedia, señores,
aquí se acaba, pidiendo
á este concurso piadoso

el perdon de nuestros yerros:

Os tendrán por pozos de ciencia poéticotrágico-cómico-grecolatino-ánglico-itálico-gálico-hispánico--antiquo--moderna; (fuego, y qué tirada!) y pobre del Autor que saque su pieza al Público sin vuestra aprobacion. Decid pieza, y no composicion, porque mas de la mitad del mérito está en eso. Pero vosotros no deis al Público un dedo de papel vuestro, porque os exponeis á perder todo el concepto que os habrá adquirido esta leccion. Nunca solteis prenda. El tiempo que habeis de gastar en componer, no digo una tragedia,

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