No con vanas fantasmas de terrores han de dudar las almas superiores. En su ignorancia temblará la plebe: el noble pecho mas vigor se debe. Sí, vamos. Pero dónde? Yo lo ignoro: á mi hijo quiero, y á mi amante adoro. Pero mi amante una maldad me pide; merece por su crímen que le olvide. Pero mi hijo me priva de un amante; debe ser inmolado el tierno infante. Seré, si mato á Sancho, madre impía: si se ausenta Almanzor, ay triste dia! qué pocos seguirán tu luz, ingrata ! Mas qué interior impulso me arrebata? Sí: ya siento de madre la terneza: ya me habla al pecho la naturaleza. Ay, Sancho! vive: sí, vive, y la suerte dexe á tu madre que consiga verte reynar como tu padre. Quiera el cielo que seas tú de mi vejez consuelo; y que despues de verte, ó Sancho amado! mandar gloriosamente este, Condado, yo muera entre tus brazos quietamente. Entónces sí que miraré presente del ciego amor el sacrificio que hago: entónces sí que me sería aciago el haberte pospuesto á mis amores. Dame, virtud, tus fuerzas superiores. Sí: de Almanzor firmemos la partida. De mi Almanzor? Del dueño de mi vida? Ay! no puede caber accion tan dura en quien él mismo halló tanta blandura. Aparta, pluma, de mi mano impía, y no marche Almanzor; muera García. ESCENA V. LA CONDESA Y DOÑA ELVIRA. ELVIRA. Señora, con cuidado... Mas qué veo? En tu mano un puñal? ay! dí: qué es esto? CONDESA. Otro tengo en el pecho mas funesto. Todo mi pecho ocupan los terrores, negros remordimientos y rencores. Qué sombras! qué visiones me amedrentan! Qué invisibles verdugos me atormentan! que á la virtud sacrificar querias tan horrenda pasion? Tu pecho mismo no te mostró de errores un abismo, al ver del moro Rey las pretensiones? CONDESA. Qué leves sois, humanos corazones! firmó la injusta muerte de García. Pero fuerzas del vicio producidas, quando han sido algun tiempo mantenidas. Desvanece sus sombras el delirio, y entonces qué dolores! qué martirio! Ahora que con justas reflexiones exâmino el rigor de mis pasiones, ahora que ya veo quán mudado está en sensible mi feliz estado: al ver que en otros tiempos yo pasaba y al presente entre sustos comprimida, solo sé que suspiro, gimo y lloro; |